"John pensó que sin duda había cuadrado la noche, una jeva de este calibre, bien montada e inteligente... no pensó en la extraña combinación y por primera vez en su vida dejó de hacerse preguntas y decidió disfrutar la buenaventura."Después de varios silencios tenebrosos acordaron volverse a ver en unos dias. Intercambiaron teléfonos y se despidieron.
Días siguientes, el llega a la casa de Severanda y toca la puerta. Ella aparece
"como salida de catálogo de Victoria's Secret: el pelo caía como cascada, tan linda, ni una gota de maquillaje siquiera, la culebrilla en la division de las inmensas tetas... la suavidad que prometia la erizada piel era casi palpable."
John entra, para su desgracia, porque minutos después, al ella ir a buscarle algo de beber desata su jaguar. Luego de dos rugidos, sale el animal y va directo al yugular. La historia termina sangrienta, en un charco de muerte, carne y lagrimas.
Lo más que resalto del cuento es lo visceral e intenso que se presenta. En apenas cuatro paginas las palabras del autor logran transmitir sensaciones tan intensas como las que seguramente sintió John al verse atraído por Severanda. Aquí se plasman las emociones apasionadas y extremas que acompañan una atracción, y cómo esas mismas emociones ciegan a uno. Porque John asumió de inmediato, cuando ella dijo que tenía un jaguar, que se refería al carro. Incluso, cuando llega a la casa de Severanda no se percata ni mucho menos se extrañó por la falta de muebles, sino el siguió su figura tentadora, semi-desnuda, y llena de promesas. Entonces, ¿con qué nos deja este cuento? Con la intensidad de la atracción y lo fatal que puede ser.
I want now to hold in my hands
the fragrance of your flesh
and smell it.
I want to roam in your soul
and scoop the taste of your flesh.
–Kazuko Shiraishi
The Season of the Sacred Lecher
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